por Hugo Nisembaum y Miguel Nisembaum
La OMS( Organización Mundial de la Salud) recientemente incluyó el burnout en la clasificación internacional de enfermedades, o sea, el síndrome queda entre las enfermedades y estadísticas de salud que serán prevalentes en los próximos años.
El síndrome se describe como "un síndrome resultante de un estrés crónico en el trabajo que no se ha administrado con éxito" y se caracteriza por tres elementos "sensación de agotamiento, cinismo o sentimientos negativos relacionados con su trabajo y eficacia profesional reducida"
Existen una serie de investigaciones con indicadores directos e indirectos del impacto del burnout, ahí van algunos datos interesantes.
El World Economic Forum estima que la pérdida global decurrente del Burnout sea de 322 billones de dólares.
El 85% de las personas no están comprometidas o están insatisfechas con su trabajo, la encuesta global hecha por Gallup se repite año tras año y los índices no cambian mucho.
En otro estudio realizado por la empresa Kronos and Future Workplace el 95% de los líderes de recursos humanos admite que el burnout está saboteando la retención de colaboradores.
Esta posición de la OMS permitirá establecer criterios más claros de diagnóstico y protocolos de tratamiento del síndrome.
Existen enfoques que pueden contribuir no sólo desde el punto de vista del tratamiento y el diagnóstico, sino también pensando en la prevención.
Ciertamente la forma en que estamos trabajando afecta nuestro bienestar, como también nuestra capacidad de crear, colaborar y producir.
A veces tenemos la sensación de que, si tuviéramos más tiempo disponible, nuestro nivel de estrés sería diferente. El tiempo sin duda es un recurso precioso, pero no es renovable.
Nuestras energías a diferencia del tiempo son renovables.
Otra solución es hacer algo que sea significativo o que represente una actividad que me da mucha satisfacción. ¡También es importante, pero no sólo!
En estos casos la presión y exigencia interna son enormes, estoy comprometido y comprometido, los resultados pueden venir, pero aun así haciendo lo que me gusta me siento desgastado.
Tal vez no se trate sólo de tener más tiempo o hacer una actividad significativa, existe un equilibrio necesario entre momentos de descanso, concentración y renovación de energía.
Hay un estudio famoso hecho por Anders Ericson hecho con violinistas de la filarmónica de Berlín.
Los violinistas destacados del estudio no sólo trabajaban con más intensidad, como también cuidaban de su descanso.
Los mejores violinistas tenían una rutina de práctica clara de 4 horas diarias en bloques de aproximadamente 90 minutos completamente concentrados y reconocían la importancia de una pausa para recuperar energía.
Necesitamos aprender a evaluar nuestro trabajo y de los demás por la atención plena dedicada y por el valor entregado y no por las horas, esfuerzo o cantidad de actividades.
Tony Schwartz en su libro Anti-productividad propone un modelo con cuatro fuentes principales de energía.
Energía física:
Esto implica un equilibrio entre la actividad física, la alimentación, y las horas de sueño. Nuestro organismo funciona por ritmos y existe hasta una ciencia específica que estudia esto, la cronobiología. Es importante respetar los ciclos circadianos (diarios) y ultradianos (horarios).
El psicólogo Roy Baumeister tiene recomendaciones muy interesantes en su libro Willpower de cómo la alimentación puede afectar nuestra fuerza de voluntad al realizar una tarea.
Energía Emocional
La calidad de tu energía. Como usted se siente influye profundamente como usted se desempeña. Como usted lidera e interactúa con los demás.
Proporcionar, vivir y valorar momentos de emociones positivas es un factor importante para nuestro bienestar.
Un ejercicio simple propuesto por la investigadora Barbara Fredrickson es listar las cosas positivas que ocurrieron a lo largo del día, un diario de la Gratitud.
- Energía Mental y Cognitiva:
La calidad de tu energía mental, la capacidad de concentración y foco. Esto tiene impacto en la profundidad y productividad del trabajo.
Concentración, realizamos un mejor trabajo cuando enfocamos una cosa a la vez.
Somos un 25% menos productivos cuando actuamos en el modo multitarea.
Dos recomendaciones para alimentar este aspecto. Sumar tus talentos con temas que te apasionan, que te hagan vibrar y no menos importante trabajar aspectos de atención plena.
Las actividades de mindfulness pueden contribuir a ampliar esa concentración y sensación de fluir al realizar una actividad.
- Energía de Propósito y Significado:
La energía que surge del propósito y significado en lo que hacemos. Esta energía dirige nuestros comportamientos en los otros tres niveles.
Según Kashdan y Mcknight propósito es un objetivo de vida que organiza y estimula metas, administra comportamientos y proporciona un sentido del significado.
El propósito ofrece la dirección de la misma manera que un compás ofrece la dirección a un navegador.
Algunas recomendaciones:
Establecer un propósito amplio que incluya aspectos de vida personal
Que sea algo relevante y lo suficientemente fuerte para influir en las elecciones y los comportamientos.
Que sea algo auténtico y consciente.
Lo interesante en este modelo es que existen criterios de medición y metodología para que las empresas y profesionales incorporen una mejor gestión de energía en su día a día.
Tener en cuenta elementos que proporcionen bienestar es fundamental para prevenir los extremos que conducen a una situación de burnout, debemos proporcionarlo a nosotros mismos y las empresas a sus colaboradores.